Con el paso de los años he descubierto lo relativo de la edad viendo partidos de fútbol en El Palomar. En la época de las viejas glorias, al fútbol jugaban hombres. Hoy juegan casi niños. Y sin embargo tienen la misma edad. Madroñero, de defensa, tenía aspecto de señor mayor la tarde que, en la portería de abajo, detuvo el avance del cura de Pela sujetándole del brazo. El detenido tuvo que ser repatriado a Pela en un 2CV con el brazo colgando. Manolo Calceta era el portero, tenía un traje de portero, negro, con una adorno amarillo en forma de V, desde los hombros, con vértice en el esternón. Los dueños del centro del campo eran Los Leoncios y Diego Pichi La delantera era patrimonio de los hermanos Marisita aunque el 9 caía sobre la espalda de José Luis “El capi” (por su padre, no por el brazalete). Y otros a los que no consigo ubicar en el terreno: Juan París, Casero, Tomás (sí, el de la discoteca). . . Todo esto merecía el mejor de los entrenadores: Emilio 100%, y la mejor de las aficiones: La Teresa, Crespo, Boni, Diego Batalla. . . Muchos otros defendieron los colores (que nunca he sabido cuales fueron) de Logrosán: Chispa, Felipe Pizarro, Sebastián y Fernando Díez, Don Pedro el cura, Miguelete (el del guardia), el hijo de Juan Antonio (el del Bar), Felipe Gallego, Vicente Chichi, Prieto, Bayón, Alfonso Triguero (que si no le nombro le da algo), Manolo y Susi Parrina, Chisco, los primos Pachones, y así muchos hasta que los que jugaban eran como niños. Hasta un servidor, perdón por la autocita, jugó un partido contra Zorita: 1-4 en casa (perdón por el pareado).