Mi Enfermedad
Tuve la suerte de que este trance le tocara contármelo a la Dra. Lidia López Manzanares que supo dosificar el impacto con realismo pero con delicadeza y positivismo al alcance de pocos.
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No me gusta hablar ni profundizar en la enfermedad y las enfermedades en general. Sólo publicaré en esta página algún hecho relevante que a mi criterio pueda ser de interés para otras personas, pero nunca de forma sistemática y siempre buscando la parte positiva de lo que se trate.
El pasado 31 de agosto, en mi última visita a su consulta, me hizo entrega de una copia del libro “Tratamiento no farmacológico en enfermedad de Parkinson” con la sugerencia de que lo leyera y le diera mi opinión.
Al recibirlo ya le dije dos cosas: primero, que estaba alimentando al monstruo y segundo, que conociéndome no lo leería o al menos no lo leería completo.
Creo que pasado mes y medio, ambas cosas se han cumplido.
Por supuesto no lo he leído completo, desde luego no he leído aquellas partes de las que se pueden extraer escenarios de evolución de la enfermedad.
Y por supuesto el monstruo ha sido alimentado.
En una lectura en diagonal de ellas que recomiendan los manuales de optimización del tiempo, es decir, de ser superficial, si pude detectar con cierta reiteración la presencia de la palabra “depresión” y algunas otras colaterales a ella.
Con mi propia reacción una vez conocido su diagnóstico, y la concurrencia de haber vivido la situación con mi padre padeciendo episodios periódicos de depresión, decidí que esa sería la palabra clave que extraería del libro y a la que dedicaría mi atención.
Entre el nutrido inventario de males al acecho derivados de la EP, el libro, pues, había cumplido su función, identificar uno de ellos como enemigo a combatir. Pero, con qué armas combatir un enemigo tan poderoso?
Llegados a este punto, alcancé un pacto con el libro, él pondría un elemento clave y yo el otro.
No tardé en reparar en la que sería el arma a aportar por el libro. Su presentación es inmejorable y, conforme a ella, cabe calificarla como arma de construcción masiva.
“El humor, una gran herramienta: es el mejor aliado para suavizar relaciones, es un gran ansiolítico y favorece el bienestar emocional y mejora cualquier vínculo afectivo y social, cuando te ríes con alguien te vinculas emocionalmente y además te sientes mejor y piensas mejor.”
Mi aportación debería estar al nivel de lo anterior y tampoco resultó difícil identificarla. No es ni más ni menos que “la música”. De hecho, en mi caso, ya había surtido efecto, debidamente combinada con otros factores, fundamentalmente de apoyo familiar.
De cómo eso ocurrió, he dejado constancia escrita a la que se puede tener acceso con el siguiente enlace: https://www.jmgol60.es/440913583 Es el primer capitulo cronológicamente, aunque existe un Capítulo 0, cronológicamente el segundo, que describe el origen.
Capítulo 0 (diciembre 2013): los días del silencio https://www.jmgol60.es/440918929
Capítulo 1 (enero 2014): la luz y la puerta https://www.jmgol60.es/440913583
Capítulo 2A (junio 2018): el fruto del error https://www.jmgol60.es/440919092
Capítulo 2B (julio 2018): nos vamos a Ascona https://www.jmgol60.es/440919130
Capítulo 3 (julio 2014): la felicidad viene con nombre de mujer https://www.jmgol60.es/440919116
Obviamente mi amontonamiento desordenado de ideas, vivencias personales, música, humor no siempre entendido y algún otro ingrediente más, no conforman en modo alguno un cóctel de eficacia terapéutica probada.
Mi intención es de partida egocéntrica, que me sirva a mí. Pero a continuación, sería enormemente reconfortante para mi que cualquier aspecto de mis vivencias, actividades, soportes, herramientas o productos resultantes le fuera de utilidad a cualquier diagnosticado de EP o, por qué no, a cualquier otra persona con alguna “gotera” emocional que taponar.
JM